Mi viejita hace ya 6 años que no está con nosotros en forma física. Sin embargo, está conmigo toooodos los días con sus noches -a veces más presente que otras, cuando la necesito de veras-. Pero está conmigo. En los primeros tiempos, mi dolor, mi sorpresa, mi perplejidad por su partida tan rápida, fue tan, pero tan grande... que no podía hablar siquiera (de nada... ni siquiera podía saludar a otras personas) porque lloraba sin poder evitarlo. Quise morirme yo también, pero; ya ves; una no se muere cuando quiere, sino cuando está escrito y es tiempo de hacerlo. Tal vez uno se muere cuando agotó las cosas que lo ocupaban en esta vida y se quedó sin nada más por hacer.... no sé... Lo que sí sé, es que; una carta reveladora me llegó de un amigo que no conozco personalmente, que vive en España y con el que nos comunicábamos por mail. Esa carta me sacudió realmente !. Me decía que, en vez de llorar, debía DISFRUTAR recordando la madre que tuve y cambiar lágrimas por el ORGULLO de haber estado en su vida. Así que, desde entonces, cuando me empiezo a poner triste... me sale una sonrisa y yatáaaa... me acuerdo de su carita SIEMPRE SONRIENTE.
Ella era un SER LUMINOSO, inmensamente bondadosa. Ella supo apartar sus propios dolores para que no nos salpicaran, ni a mis hermanos ni a mí. Ella nació y creció con una tragedia de amor no resuelta que arrastró hasta su muerte. Su historia primera, transcurrió con una madre ausente y desconocida, porque la maldita vieja de mi abuela no la quiso nunca. Sólo conocía a su papá quien la visitaba 2 veces al año. La madre de ella, no viajaba a verla. La criaron con amor absoluto sus abuelos (a quienes llamaba: "mamita" y "papito") y su tía Amelita. A los 10 años, fue "trasplantada" de su lugar de infancia -Paso de los Libres- a Rosario. Era tiempo de blanquear su vida... Nada dijo... no protestó; y ; sólo ella debe haber sabido lo que fue perder a su gente. Y emprendió el viaje con su verdadero padre -amado por ella con veneración y correspondido por él de la misma forma- En el tren que la traía a Rosario conoció a una señora, quien le fue presentada como "esposa" de su papá (era mi; mil veces maldecida; abuela)
La historia que sigue, pueden imaginársela... lo de mi mamá, fue muy oscuro, negativo y demoledor ya que "esa mujer", que fue mi abuela, jamás, jamás la quiso. Odio a mi abuela materna y rezo con toda mi alma, para que ella y mi mamá no se hayan encontrado después de la muerte… porque, si es así, mi mamá estará sufriendo su dolor y su hambre desesperada de madre, que le duró 8 décadas... infinitamente repetido en esa eternidad donde estarán ahora (Quiero creer que no se encontraron jamás, ni lo harán nunca)
Contra todo lo que se podía haber justificado, nunca, jamás; su conducta hacia los demás; fue de resentida por lo vivido en su infancia… al contrario, no encontré a nadie que la haya conocido, que guarde un mal recuerdo de ella… todos insisten en recordarla como alguien infinitamente bueno, sin maldad ni sentimientos negativos... siempre sonriente, dulce y tierna. Llena de amor hacia todos.
Ella supo construirse un mundo diferente. Ella nos ideó una infancia plena, con el más grande, suave y alegre amor materno que se auto-inventó ella solita, ayudada y apoyada por mi viejo… tan comprensivo, que él mismo se erigió en muro defensivo ante esa mujer que fue su suegra. Y así crecimos, mis hermanos y yo, ignorantes de la tragedia de amor de mi mamá… Mucho tiempo después; ya crecidos; fuimos entendiendo y armando el rompecabezas de la vida de mi madre, a pesar de que jamás; ni mi papá ni mi mamá; instigaron sentimientos negativos en nosotros hacia mi abuela (curioso, no?) Sin embargo yo… no tolero pensar a mi abuela materna como ligada a mí…entre esa mujer y yo hay algo personal, insalvable… FREUD debe estar regodeándose en su tumba… (no me importa, puedo vivir tranquilamente sin que me afecte Freud).